Franklin Graulau
Nicolás Dumit Estévez Raful Espejo Ovalles: Querido, que reencuentro tan hermoso. Hace casi 40 años que nos conocimos y ahora conectamos de nuevo. Fuimos juntos a Altos de Chavón, la escuela de arte en la República Dominicana, pero mientras estuvimos allí creo que nunca hablamos y ahora es cuando se inicia nuestra amistad. Cuéntame cómo has estado y sobre lo que has estado haciendo, creativamente hablando.
Franklin Graulau: Es maravilloso encontrarte. Dos momentos distantes, uno como estudiante en las artes, hoy siendo artista. Lo curioso es que la escena cambia pero esa magia de Chavón sigue. La convivencia fue una placenta donde se engendraban artistas, creativos y pequeños humanos. Fue una plataforma maravillosa, no podría ser lo que soy hoy sin esa vivencia. No se trataba solo de arte, se gestaba una formación algo espiritual. Esa fortaleza me ha permitido, transcurrir por medios creativos que aunque distantes llevan la misma factura, poder provocar, plantear e invitar a la reflexión. La escultura, la cerámica, el diseño gráfico, la fotografía, el medio mixto, el diseño de modas; el diseño en toda su amplitud me a abierto muchas puertas. He podido dedicar mi vida plenamente al arte. Entre exposiciones, perfomances, impartir talleres, dar clases—se vive de un proyecto a otro. Al momento he logrado ser honesto con mi obra y poder sobrevivir en las esferas. Hay cierta plenitud, cuando te emociona igual, hacer uñas, diseñar espacios, crear esculturas, mezclar concreto o sentarte a pedalear en una maquina de cocer. Si te dijera que estoy haciendo, te diría, (todo).
NDEREO: En Altos de Chavón había una comunidad relativamente grande de Puertorriqueños/as/es/x de la que tú formabas parte. ¿Cómo fue para ti mudarte a la República Dominicana a mediados de 1980? Yo, por mi parte llegué a pasar tiempo en Puerto Rico, y ahora vivo en el Sur del Bronx, donde las culturas Nuyorican, New York Rican y Puertorriqueña han pasado a informar quien soy. Puerto Rico vive en mi corazón, y he llegado a entender que no puedo ser un ciudadano del Bronx sin ser también Puertorriqueño.
FG: Los años ochenta fueron un referente en muchos medios creativos, incluso la música. Llegar a vivir como ciudadano en la Romana, marcó mi vida en muchos ámbitos. La Escuela de Diseño era y es genial. El gran reto era la convivencia con jovenes y el arte como hilo conductor. Todos estábamos amarrados por ese hilo rojo. Todo lo que hacia uno de alguna manera impactaba a otros. Todos luchaban por no perder su esencia; lo que nos hacia amar el arte. Los años más emblemáticos de mi vida los pasé en la República Dominicana. Siempre digo, allí vivi, morí y volví a renacer. Mis mejores amigos son Dominicanos. Los conocí en los ‘80s en Chavón. Al día de hoy seguimos unidos.
NDEREO: Gran parte de mi educación política y como activista ha tomado lugar en el Sur del Bronx, y mis mentores han sido Puertorriqueñas/os/es/x. Nuyoricans, y New York Ricans ¿Me puedes hablar de las ideas y conceptos que informan tu obra, desde la sexualidad hasta el amor por la tierra como entidad viviente y claro, tu amor por la Isla del Encanto?
FG: Amo la soledad, como ayuno intermitentemente. Muy temprano en mi vida tuve una sensible conciencia existencial hacia la creación, el amor, el humanismo y como el arte puede ser un lubricante edificante en cada gestión en la vida. Entendí que todo en el planeta y el universo ya estaba construido, hecho. Creo que todas las llaves ya están ahí. Lo genial es poder fabricar y crear las cerradura para esas llaves que esperan. Esos mundos que divagan por la atmósfera esperando un soplido de aliento. Siempre estuve claro de mi sexualidad, gracias a los rechazos y la incomprensión; de niño pude forcejear con la vida. Aprendí que la verdad no es del todo verdad. Cada grano tiene su piedra donde se muele. Mis referentes en el arte no necesariamente son artistas. El día a día me inspira con sus volteretas. La construcción basada en la deconstrucción es un referente constante. He podido llegar más lejos con dolor que sin él. La sexualidad en mi obra siempre se transfigura. No defino el órgano sexual con el género, para mí es un elemento más. Mi Isla Puerto Rico es hermosa. Como colonia que somos no podemos evitar las implicaciones temáticas en nuestra obra. Tiendo hacerme ciudadano de corazón de cada tierra que visito. Me enamoro con mucha facilidad. Respeto cada ser viviente dentro de su entorno. Creo que una roca tiene mucho que enseñarnos, la abrazo.
NDEREO: Recientemente nos vimos en el Bronx mientras visitabas Nueva York. Me hablaste de algunos de los performances que vienes haciendo y sobre la acción que realizaste en The Metropolitan Museum of Art de Nueva York. ¿Podrías compartir los detalles de esta experiencia y conversar sobre tu obra con relación a Puerto Rico y lo que puede significar para ti vivir en esta isla caribeña en estos momentos?
FG: El Metropolitan Museum de 2022 a 2024 acogió la visita de la obra Flaming June creada por el ingles Lord Frederic Leighton, 1895. El Museo Arte de Ponce en Puerto Rico, hogar de la obra, todavía convalece de los daños que causo el terremoto el 7 de enero de 2020. La estructura fue debilitada. Algunas obras se fueron de gira internacional, entre ellas Flaming June. Esta obra está reconocida a nivel mundial por la belleza de sus colores. En ella se ilustra una mujer en un vestido naranja ardiente que contrasta con la tranquilidad e inmovilidad de su cuerpo. Me fui a visitarla en el exilio. En segundos me convertí en el hermano de la dama; los dos vestidos de la misma tienda. Quería ver la obra y que la obra me viera. Le hice una guardia de honor. Me convertí en la versión latina y masculina de la Joven de la pintura. Los visitantes se arremolinaron de tal manera que el equipo de seguridad fue a mi encuentro. Luego de unos minutos conectado con la obra me acuesto en un banco de madera frente a la pintura, la acompañé en su eterno sueño. La realidad es que nadie la a visto despierta. Una vez más fui sitiado por seguridad. Por cosas del destino el oficial de seguridad era de Ponce; Puertorriqueño. Estoy seguro que hizo todo lo posible para que yo tuviera el mayor tiempo de exposición. Finalizando, se apresura y me susurra, “Te tienes que ir, hay mucha gente amotinada, es peligroso para la obra, la vas a despertar.”
Ya la obra está en su sala. El naranja de su vestido sigue igual de flamante. La isla en cambio sigue exhibiendo los toldos azules en hogares, producto de el huracán Maria y el terremoto. La Colonia Puerto Rico, sigue con su aroma de colonia.
NDEREO: Se me aguan los ojos. Tu práctica creativa, siento, expresa una especie de liberación. He estado mirando y disfrutando desde aquí de la forma en que vives las artes y vives en el arte, y el papel de lo erótico en tu obra. ¿Qué podrías decir sobre esto?
FG: Vivo el arte desde la liberación o el gusto por ser atrapado. Lo erótico se manifiesta en la obra como una conexión entre cuerpo, mente y emociones—más allá de la mera actividad sexual biológica—vincula los estados emocionales. Busca poder erotizar a través de una imagen o un color, una linea; erotizar desnudando el alma.
NDEREO: Algo ha de estarse moviendo cósmicamente. Por décadas no quise regresar a visitar Altos de Chavón ni revivir los lazos que me hilan a esta experiencia que amo y que, aunque vive en mí, prefiero no apegarme a ella en cuanto a revivirla constantemente. Mi tiempo en este lugar fue estupendo, y claro, nada fácil. En mi caso, Chavón ha estado viajando hacia mí de manera inesperada. En 2023 me mudé a Austin, Tejas, para trabajar con la Universidad de Tejas y allí me reencontré con Scherezade García, una pintora chavonera. Scherezade es profesora en esta organización. Resulta que Francis Acevedo, otra pintora que estudió con nosotros en Chavón se encontraba también en Austin y logramos vernos luego de 35 años. ¿Cómo ha sido esto para ti, y me refiero a el legado de Chavón en tu vida, a través de los años?
FG: No puedes pasar por Chavón sin que Chavón pase por ti. La metodología de enseñanza de la Escuela de Diseño trasciende lo académico. La esencia de la experiencia de esta está en los tripulantes. En el centro de las residencias en Chavón existe una estructura que acoge un banco en piedras con plantas colgantes, le llaman el barco. En ese espacio nos anclábamos y compartíamos las vivencias de la travesía. Era una época de nuestras vidas donde la curiosidad, las ganas de aprender y conocer se mezclaban con todas las hormonas y el deseo.
Hay un dicho que dice donde fuiste feliz no regreses. Yo he regresado de visita a la Escuela de Altos de Chavón. Es como una escenografía donde ya no están los actores. La felicidad solo perdura en los recuerdos. Era mucho más que una escuela de arte, ahí se empezó a formar el carácter del artista; del ser humano. Todavía siguen los remanentes de esa época, y gracias a chavoneros he aprendido a amar otros lugares: el Barrio en NYC, y proyectos liderados por compañeros que manejan organizaciones internacionales. Esa conexión no esta solo en la mente, cada cierto tiempo se concreta. Más que un legado, somos chavoneros.
NDEREO: ¿Qué te empuja a activar nuevos performances en los tiempos en que nos encontramos? Recuerdo la acción que presentaste en Chavón y en la que utilizaste un traje de bodas. Me encantaría que me contaras todos los detalles. Recuerda que para entonces no éramos amigos.
FG: Fueron unos años intensos de mucha vibra y pasión. Yo venia de una formación bastante serena, pero en mi retumbaban las ganas de hacer y deshacer. Era de muy bajo perfil, pero destacaba por eso mismo. Recuerdo que junto a un compañero de diseño de modas, Lester Rodríguez, muy popular en la escuela por su talento, humanismo y creatividad dentro del diseño de modas creamos un personaje. Una novia, y a mí me tocó ser el modelo. No era sólo crear un personaje, era darle vida a una novia. Una mujer de otros tiempos que pudiera ser “virgen”, pero con remanentes de “ramera.” Lester se encargó del atuendo y maquillaje. La finalidad en mi no era parecer femenino, mucho más que eso, era el peso de la imagen en la historia que provocaba el proyecto. La invitación a que cada cual se hiciera su historia. Una foto sería la plataforma final del proyecto. Lo más incongruente de la imagen era el tímido muchachito que posaba vestido de mujer. Para mí era encarnarme en una época; un sentimiento. En cambio Lester sólo se preocupaba por que yo me viera bonita. Los performances siguen atrayéndome, la amplitud de los mismos abarca el momento ejecutado, el documentado y la fotografía. Todos los compañeros tenían su especialidad, Dumit, siempre fue popular. Yo estaba inmerso en mi timidez, solo podía romper las reglas a través del arte. Dejar de ser yo para poder ser yo.
NDEREO: ¡Que historia esta! ¿Cuéntame lo que estás aprendiendo de tu obra creativa, del proceso, de su diálogo con el mundo y la gente?
FG: Cada amanecer es una oportunidad de conocimiento y aprendizaje. Tengo que admitir que soy un acumulador de materiales. Vivo literalmente en el caos de la casa taller. Trabajar diferentes medios te expone a una fascinación por adquirir todo lo que tenga posibilidades matéricos en la obra. Es ahí donde empieza la comunicación; poder trabajar la obra respetando un porciento del dialogo original de la materia o el objeto utilizado. Más que tratar de convencer al espectador, prefiero confundirlo. Expongo una idea, dando la oportunidad al observador de abrazar la obra desde su trinchera, desde sus vivencias. La fascinación por escribir ensayos, poesía, relatos, me expone a un dialogo mas profundo con la obra y con el espectador. Toda obra tiene su cuento, su musica, su sonido y retórica. Aunque de joven fui muy tímido, al presente disfruto y aprovecho las conversaciones con la gente. La obra no sólo trata de mi, es un portar de lo que se siente y se vive en el mundo. Un surrealismo mágico enmarca y potencia el intercambio y la conexión con la gente que observa y yo observo.
NDEREO: No te puedo dejar ir sin que me digas del Cristo que encontraste en un mercado de pulgas en Puerto Rico, y por igual de la cabeza de una muñeca para uso sexual que encontraste en Nueva York? Háblame sobre estos elementos y lo que provocan en ti.
FG: Las imágenes en todas sus vertientes nos brindan un sentimiento, una emoción a la cual le adjudicamos una historia. Esto provoca en mí un sentimiento que trasciende la materia.
En una de tantas visitas a pulgueros (thrift shop), divisé un busto de lo que para cualquiera pudiera ser la representación de una imagen religiosa, un Cristo. Su rostro cargaba una tristeza agobiante. Por algunas semanas el busto seguía sin ser adquirido. Para mí no era un Cristo. Esa imagen de ojos de vidrio llorosos representaba el dolor de muchos seres humanos que están viviendo literalmente un calvario. No pude dejarla ahí. La adquirí y la hice parte de mi entorno. Como objeto de arte es hermoso. De vez en cuando una paloma entra a mi taller y se posa sobre su cabeza. Tengo que estar espantando la paloma. Es sólo una imagen, una ilustración del dolor de un ser humano.
En un invierno por la calles de Manhattan, al salir de una feria de arte, diviso en una avenida concurrida, vi la cabeza en silicona de una mujer. Estaba encima de una estructura en concreto. Parecía el remanente de una mujer degollada. No tenia cabello. La cuenca de sus ojos estaban ennegrecidas. Me acerco y me percato que es una cabeza en silicona para usos sexuales. Era como un circo romano. En la memoria de la cabeza deben estar archivadas las peores vejaciones que puede sufrir una mujer. Todos reían y disfrutaban de esta imagen dantesca. Traté de seguir mi camino pero no pude. Dejarla ahí implicaba no escuchar los gritos por ayuda de la dama en silicona. No dude en regresar y socorrerla. La cargue en mis manos por muchas avenidas y trenes hasta llegar al estudio en el barrio. La mirada de todos era de espanto. No tenía con que cubrirla. Apenas llego al estudio la limpio y la protejo. En el cuello, divisé un nombre, lo busque en las redes y encontré quien es. Descripción, “Josephine—Muñeca sexual híbridad, cabeza de mandíbula móvil, GE94-Zelex.” La rescaté de ese mundo. Ahora Josefina, como la llamo, descansa en mi estudio en Ponce PR. Mis estudiantes la utilizan con mucho respeto como modelo para dibujo.
NDEREO: Planto aquí la semilla para una acción entre nosotros durante la cual platicamos sobre los 36 años que hemos pasado sin vernos y lo que ha ocurrido en nuestras vidas durante eselargo tiempo. ¿Te parece?
FG: Conversando contigo, post-Chavón entendí que ahora es el momento para nuestra amistad. Es como un regalo que la vida me dió en los años ‘80s y recién lo estoy abriendo. Todo estuvo ahí esperando el reencuentro. Por mi parte es una bendición; tenemos tanto en común. Los años no se perdieron, están archivados para que compartamos el pasado y presente. El futuro nos sonríe en las colaboraciones que vamos hacer. Tu vibra es la de un génesis, que nutre la mía.
NDEREO: Muchas gracias por esta conversación. Me hace ilusión continuar ver nuestra amistad crecer y echar raíces.
FG: Agradezco a la vida que me permitió ser un chavonero. Todavía sigo recibiendo bendiciones de esa época. Dumit eres parte de eso. Dos seres que se reencuentran en el presente. Nos sentamos en una mesa con cuatro sillas. Dos para los adultos que somos y dos para el niño que sigue intacto en nosotros. La complicidad se hace evidente. Que una planta pueda dar frutos diferentes, es parte de este surrealismo mágico que tanto me divierte.
NDEREOM: Un abrazo y hasta pronto.
Images courtesy of Franklin Graulau
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Franklin Graulau nace en la ciudad de Coamo en el 1967. Su segunda ciudad natal es Ponce. Desde pequeño era evidente su amor al arte al punto de refugiarse en él como lenguaje principal. Trabajó toda su vida sumergido en la creatividad, lo que complementó laborando como mecánico industrial. Es esta faceta lo que lo lleva a adoptar una fascinación por la búsqueda de todo aquel material y medio que le potencie la visión en su obra. Estudió en los años ‘80s en Altos de Chavón: La Escuela de Diseño, la Romana, República Dominicana. Regresó a la isla de Puerto Rico donde trabaja su ya formada obra. Graulau se desplaza por medios diferentes que adopta y aglutina en un leguaje muy íntimo y personal; un surrealismo mágico que se convierte en su sello personal. La cerámica escultórica, la fotografía, el perfomance, el diseño de moda, las instalaciones, y todo medio mixto son los puertos que dan rienda a su creatividad. Trabajó como profesor en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de PR. Hoy día se dedica a tiempo completo su obra. Entre exposiciones, proyectos colectivos, clases y talleres que imparte desde su taller, Graulau crece con el compromiso de compartir sus conocimientos y amor con las nuevas generaciones y amantes del arte. Graulau sigue fiel a sus propósitos de utilizar el arte como una plataforma de cambio y crecimiento a nivel espiritual.